‘D10s’ y Boca: 13 años de paréntesis

Solo la magia puede explicar la increíble comunión del binomio Bombonera/Maradona, aunque el protagonista humano fuera mago. El arte del ‘10’ dejó de entrada una huella asombrosa en la institución de la Ribera, teniendo en cuenta que, en su primera etapa ‘bostera’, Diego Armando apenas lució la camiseta auriazul durante algo menos de un año (bien nutrido de partidos, eso sí: 69, un 40% de ellos amistosos). Debutó el 20 de febrero de 1981 (amistoso de presentación tras su histórico pase de Argentinos a Boca, precisamente un duelo entre ambos clubes) y no paró hasta otro 6 de febrero como hoy, en otro amistoso ¡contra River!, por la famosa Copa de Oro de Mar del Plata.

Entre esos dos hitos todo había sido una locura, claro. Boca y Maradona se necesitaban mutuamente, se querían desde antes. Los ‘xeneizes’ buscaban revalorizarse, tras dos temporadas sin títulos (y un 1980 especialmente pobre), que se zanjaron con el siempre recordado Campeonato Metropolitano de 1981, primer logro colectivo de ‘mayores’ para Maradona. Y, por supuesto, el joven Dieguito cumplió las expectativas, mezcló su mejor fútbol con golazos, liderazgo y magnetismo.

En ese año escaso, el ‘Pibe de Fiorito’ compitió también en el Campeonato Nacional ’81 y en un alucinante tropel de compromisos por varios continentes, que trataban de rentabilizar y sostener su fichaje. Después del 6 de febrero de 1982, la Selección de Menotti se lo llevó concentrado para el Mundial ’82, un encierro de cuatro meses como pocos se han visto.

Y, desde ahí, a ‘La mitad más uno’ le restaba inopinadamente una condena de 13 años, 7 meses y 24 días para que su mesías volviera a jugar con ellos. Porque poco antes de aquel Mundial ’82, Maradona fichó por el FC Barcelona, el club europeo que llevaba un lustro suspirando por su contratación.

La carrera del crack siguió por otros (también gloriosos) derroteros. Pero siempre añoró aquel ambiente de explosiva y gigantesca caja de bombones. Boca lo pasó peor. Tras la marcha del hombre que tan honda impronta colectiva dejó en un año, para el gigante porteño siguió una década casi entera penando por volver a ganar. Más en concreto, entre 1982 y 1988 fue incapaz de levantar un solo título, y llegó a estar al borde de la liquidación, y a jugar con números pintados a mano en la camiseta, que destiñeron…

Sí hubo un oasis tardío. En su también breve época en el Sevilla, el 14 de octubre de 1992, el ya veterano Diego pudo volver a jugar en La Bombonera con la camiseta de Boca, en un amistoso entre andaluces y argentinos en los que actuó un tiempo para cada equipo, ¡y marcó para sus compatriotas! Pero no fue más que una islita de irrealidad, una fiesta: seguía siendo sevillista.

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Por fin, el 30 de septiembre de 1995, aquel paréntesis casi oceánico que se inició el 6 de enero de 1982 se cerró en el estadio olímpico de Seúl (foto superior). Corea del Sur-Boca Juniors, nuevo amistoso de retorno del ídolo al fútbol tras su controvertida sanción por el positivo en el Mundial ‘94. Ahí lució por primera vez su famoso peinado de la franja amarilla, y una semana más tarde pudo volver a encabezar la fila boquense en la abarrotada Bombonera. Tras múltiples vivencias y batallas, Ulises pisaba Ítaca.

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El duelo récord de Maradona

El día más feliz de Nápoles (10-5-87), también contra la Fiore. Fuente: ilnapolista.it.

Antes incluso de que empezara el partido, la mera presencia de Maradona era un quebradero de cabeza para la escuadra contraria: ¿qué inventará el genio…? Repasemos la lista de los equipos que más veces sintieron ese desasosiego en partidos oficiales.

La sorpresa relativa es que el primero es la Fiorentina, precisamente el adversario contra el que el Napoli logró su primer y festejadísimo Scudetto (86-87). La squadra viola se enfrentó al ‘Pibe de Oro’ en 17 ocasiones (12 veces en la Serie A y otras 5 en Coppa Italia).

Este dato influye mucho en otras dos estadísticas que ya dimos aquí: la Fiorentina es también el conjunto que en más ocasiones perdió contra el rey de reyes, 10 derrotas, por cinco empates y dos triunfos morados. Y un jugador de la Fiore, el argentino Ramón Díaz, es también el hombre que más veces luchó contra el ‘10’ en encuentro oficial (19, seis de ellas actuando para los toscanos).

Justo por detrás, con 16 enfrentamientos, viene otro equipo italiano, el AC Milan, quizá máximo rival del ‘Pibe de Oro’ en su carrera. Aquí los números del cara a cara están mucho más equilibrados: cinco triunfos del Napoli maradoniano (se cuentan solo los partidos en los que él estuvo en cancha), otros tantos empates y seis victorias del Diavolo rossonero.

En el tercer peldaño, con 15 partidos contra Diego Armando, hay cuatro equipos, y entre ellos aparecen los primeros argentinos: Huracán y Vélez Sarsfield, al mismo nivel que los italianos Juventus y Sampdoria.

¿Alguien siente curiosidad por saber cuántos Maradona-River Plate hubo? Que no busque más: en choques oficiales se enfrentaron 12 veces, con seis victorias dieguiles, tres empates y tres triunfos ‘millonarios’. En cuanto a las selecciones nacionales, y solo en partidos de competición oficial, Brasil fue el rival por excelencia, con cinco choques frente al ’10’ entre los Mundiales (2), la Copa América (2) y el Mundialito 80-81 (1).

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‘Delicatessen’ maradoniana sobre el hielo de Udine

Si observamos las imágenes de aquel Udinese-Napoli del primer día de febrero de 1987, veremos el sol brillar. Pero era un toque de maquillaje meteorológico: allí en Udine, arriba y a la derecha del mapa italiano, hacía una tarde dominical gélida, con lógicas consecuencias sobre el césped, que estaba congelado. La pista nos la da el cinturón blanco que rodeaba al terreno de juego: ¡la nieve que poco antes sepultaba el pasto!

No eran, de nuevo, las mejores condiciones para que ‘D10s’ también reluciera. Porque además, su tobillo izquierdo de museo seguía algo maltrecho. Tuvo que dejar el anterior Napoli-Brescia (dos semanas antes) en el minuto 62, por culpa de lo que le dolía tal articulación. Y después, no faltó a su compromiso para jugar un partido benéfico de Unicef en Japón. En el estadio Friuli actuó como delantero centro, en un intento del entrenador Bianchi de no forzarle.

Pero la rompió, una vez más. Entró poco en juego, pero cuando pudo tocar cuero dio una clase magistral de regates y cambios de juegos descomunales, aliñada con un par de goles. El primero más protocolario, de ‘penal’ engañando al portero Abate como solo él sabía. Y el segundo, un golazo de los que no lo parecen tanto.

Corría el minuto 42, ya con el 0-1 antes descrito. En una buena combinación partenopea, el pelotero Romano profundiza en diagonal para el ‘Pibe de Oro’, inteligentemente desmarcado. Con el primer control orientado, el ‘10’ entra al área, perseguido de muy cerca por un zaguero.

El meta Abate sale de su puerta y se tira a sus pies, pero el crack cruza la pelota picándola con una clase insolente, elevándola apenas un centímetro sobre la pierna extendida del arquero. ¡Magnífico! 0-3 fue el resultado final. Aún quedaba mucha Serie A, pero el ‘Burro’ encabezaba la carrera e iba sacando cuerpos.

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Maradona, épico en la encerrona de San Mamés

Fuente: fcbarcelona.es.

Aquel 29 de enero de 1984, fecha número 21 de las 34 de Liga, era solo el cuarto partido de Maradona desde que Goikoetxea (Athletic de Bilbao) le reventara el tobillo a finales de septiembre anterior, y tras su acelerada recuperación. Aún falto de forma, el ‘10’ demostró que no se arrugaba: allí comparecería en ‘La Catedral’ de San Mamés, feudo de los bilbaínos, y con Goiko enfrente.

“Aquello está olvidado, y solo importa la victoria”, mintió Diego antes del choque. Había demasiadas cuentas pendientes. El Barça había pasado meses sin su estrella, y el mismo Schuster retornaba por primera vez al campo donde también cayó lesionado de gravedad a finales de 1981 (…por otro choque contra Goiko, aunque más fortuito).

¡El Athletic de Javier Clemente se sentía también perjudicado! Goiko y los suyos decían ser víctimas de una caza de brujas, clamando por que la ‘patada del siglo’ no fue con mala intención. Al propio agresor le cayeron siete partidos de sanción, que en principio iban a ser muchos más. El público que llenó el estadio hasta la bandera no dejaría de insultar a los culés e incluso lanzar objetos. Unamos todo a la lluvia y el fresquete normales en el invierno vasco, y a la situación clasificatoria (Athletic líder, Barça cuarto a 6 puntos), y el cóctel sabrá a heroico, fascinante.

Y Maradona no dio la cara y el resto del cuerpo. Ejerciendo esta vez más como ariete puro que como creador, se les escapó varias veces a sus marcadores, normalmente Núñez o Liceranzu. Se mostró enchufado e intenso, y logró los dos goles que les dieron la victoria a los catalanes (1-2).

En el primero (0-1, minuto 12), recibe un gran pase de Víctor, penetra en el área a gran velocidad, chuta, detiene el arquero Zubizarreta, se lleva el rebote a trompicones y marca. En el segundo (1-2, minuto 77), en un saque de esquina, su compañero Alexanco toca de testa y el ‘Pelusa’, mucho más bajo que todos los que le rodean, cabecea con fuerza desde el área chica. No era día de dejarse amedrentar. Y no se dejó.

Aquí, el resumen del encuentro:

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‘Déjà vu’ dieguil: este partido lo jugué hace nada

Aquellos ’10’ de Napoli y Fiore. Fuente: cultofcalcio.com.

Hace exactamente 30 años, la rareza sucedió por sexta ocasión en la carrera maradoniana; pronto llegaría la séptima y última. Aquel 28 de enero de 1990, un Napoli vestido totalmente de blanco –con alguna franja azul en el pecho- visitaba el Comunale de Florencia para medirse a la Fiorentina del nuevo crack italiano, Roberto Baggio. Se impusieron los sureños por 0-1, gol de Fusi. Un domingo cualquiera en la Serie A.

Lo peculiar procede de cuatro días atrás, el miércoles 24 de enero de 1990. Porque un Napoli vestido de blanco también había visitado a la morada Fiorentina por la Coppa Italia, en concreto el último choque de la liguilla de cuartos de final. El resultado fue de 1-1 y clasificación para semifinales, con fascinante gol del ‘10’ (cayó al suelo, se levantó, viajó siguiendo la línea de media luna del área y soltó un efectivo chut cruzado, rastrero y muy colocado).

Es decir, en un puñado de días se había repetido consecutivamente el mismo duelo en dos competiciones diferentes, sin ningún otro encuentro oficial de por medio. No deja de ser un poco desconcertante para jugadores e hinchas, aunque estadísticamente es complicado que suceda demasiado a menudo. Sin embargo, al ‘Pibe de Oro’ le pasó siete veces en otros tantos años, todas en Europa, donde los torneos domésticos tienden a simultanear calendario.

Es verdad que este doble Fiorentina-Napoli fue curioso dentro de su propia peculiaridad: aunque la Fiore actuara como local en ambos choques, no se disputaron los dos en el Comunale. El de Coppa se había trasladado a Perugia, a unos 150 kilómetros de Florencia: el estadio titular viola terminaba obras de remodelación de cara al inminente Mundial de Italia ’90, y a veces el equipo se vio obligado a nomadear por este motivo.

Los otros casos puros de déjà vu (mismos equipos y mismos roles de local y visitante) son estos, siempre mezclando Liga y Copa:

– Otro doble Fiorentina-Napoli (6 y 10 de enero de 1988)

– Pisa-Napoli (1 y 5 de febrero de 1989).

– Napoli-Sampdoria (4 y 7 de junio de 1989).

Además, Diego Armando participó en otras tres repeticiones similares, siempre mezclando competiciones distintas. Pero las separamos porque fueron menos claras, ya que coincidían rivales pero no anfitriones:

– Athletic de Bilbao-Barcelona y Barça-Athletic (10 y 13 de abril de 1983).

– Napoli-Milan y Milan-Napoli (27 de febrero y 3 de marzo de 1985)

– Milan-Napoli y Napoli-Milan (11 y 14 de febrero de 1990, muy poco después de la descrita arriba)

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Decir amigo: Ferrara, 181 partidos con el ’10’

El abrazo de la final de la Copa de la UEFA ’89, cuando Ferrara marcó. Fuente: thesefootballtimes.co.

Amigo es una de las palabras más sagradas que existen, y esto dijo Maradona en sus memorias Yo soy el Diego, hablando del gran Ciro Ferrara: es “el mejor amigo que me dejó Nápoles”.

Con él compartió triunfos imborrables, como los Scudettos 86-87 y 89-90 (aún hoy, los únicos de la entidad), o la Copa de la UEFA 88-89 (lo mismo). A él es uno de los primeros a los que llamaba el club cuando Diego se rebelaba en sus últimas y convulsas temporadas al pie del Vesubio. Y en 2005, 14 años después de su positivo y adiós a Italia, Maradona retornó por primera vez a la capital de Campania… ¡para asistir al partido-homenaje a Ferrara!

Pero además, el correoso defensa campano posee un récord que nadie le podrá quitar nunca: es el jugador que más veces ha compartido césped como compañero de Diego Armando Maradona. Contando solo los partidos de competición oficial, argentino e italiano coincidieron en nada menos que 181 de los 259 encuentros disputados por el ‘Pibe de Oro’ en el ‘Burro’ (así se conoce popularmente al Napoli).

Evidentemente, esas siete campañas napolitanas pesan mucho en este ranking de los compañeros más habituales del ‘10’, pues los ocho primeros vistieron la camiseta celeste. Estas son las primeras posiciones, con el primer argentino en 9ª posición, y el primer no italiano en 8ª:

1.- Ciro Ferrara (Italia/Napoli), 181 partidos junto a Maradona.

2.- Fernando de Napoli (Italia/Napoli), 168.

3.- Alessandro Renica (Italia/Napoli), (Italia/Napoli), 163.

4.- Moreno Ferrario (Italia/Napoli),133.

5.- Andrea Carnevale (Italia/Napoli), 130.

6.- Salvatore Bagni (Italia/Napoli), 127.

7.- Giovanni Francini (Italia/Napoli), 124.

8.- António de Oliveira Filho ‘Careca’ (Brasil/Napoli), 121.

9.- Carlos Carrizo (Argentina/Argentinos Juniors), 109.

10.- Humberto Minutti (Argentina/Argentinos Juniors), 103.

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24 de enero, día de Maradona en Japón

Foto: Masahide Tomikoshi/TOMIKOSHI PHOTOGRAPHY.

La Tierra se ha hecho más abarcable con el avance de los medios de transporte, pero en los años 80 aún no lo era tanto. Japón estaba muy lejos todavía, incluso mentalmente, y más aún futbolísticamente. Sin embargo, desde el show del ‘10’ en el Mundial Juvenil nipón de 1979, los aficionados japoneses siempre sintieron devoción por Maradona, que jugó varios amistosos allí en los siguientes años. Curiosamente, dos de ellos tal día como hoy, los días 24 de enero de 1982 y 1987.

La loca gira asiático-americana de Boca Juniors 81-82 contó aún con Diego Armando, que se tiró desde mediados de diciembre de 1981 hasta finales de enero de 1982 disputando amistosos por dos continentes . Había que ganar plata paseando y exprimiendo al crack, por ejemplo para intentar retenerle en la Ribera. En esto último no hubo éxito: a continuación Maradona enlazaría con la superconcentración de la Albiceleste de cara al Mundial ’82 y, tras la Copa del Mundo, ya jugaría para el Barcelona; no volvería a ‘La mitad más uno’ hasta 1995.

En ese viaje interminable, que también llevó a los ‘xeneizes’ a rotar por países tan dispares como Ecuador, Perú, Malasia, Guatemala, México o Estados Unidos, Diego Armando y sus compañeros boquenses jugaron tres encuentros en el país del sol naciente, entre los días 16 y 24 de enero de 1982: dos contra la Selección de Japón ‘A’, ambas en el estadio Olímpico de Tokio, y otra contra el combinado ‘B’, en Kobe. El último amistoso sucedió el 24 de enero de 1982 frente a la ‘A’, con resultado de 0-1 para los argentinos, obra de un ‘10’ que volvió a deleitar.

Con los jóvenes fans nipones. Foto: Masahide Tomikoshi/TOMIKOSHI PHOTOGRAPHY

Quiso la casualidad que, exactamente un lustro más tarde, el ‘Pibe de Oro’, ya consagrado en México ’86, pisara el mismo escenario, pero en un contexto muy distinto. Se trató de un partido benéfico de Unicef, que de nuevo enfrentó al equipo nacional japonés y a un combinado de América Latina. Los foráneos se impusieron por 0-1, y Maradona provocó el tembleque napolitano al jugar 84 minutos, o sea casi todo el compromiso. ¿Por qué?

Aquel segundo 24 de enero era sábado, y había parón en la Serie A italiana. El Napoli capitaneado por Diego Armando estaba en mitad de su primera temporada gloriosa, la que conduciría al Scudetto 86-87. No obstante, en su último partido antes del benéfico, un duelo contra el Brescia (2-1), Maradona solo pudo disputar 62 minutos, hachado varias veces, entre otros por Chiodini. Tanto le dolió que le tuvieron que sacar en volandas del campo, entre el médico y el masajista.

El club le prohibió viajar a Tokio, ¡la prioridad era descansar y recuperarse, el Napoli estaba ante la oportunidad de su vida! Pero, lo decimos una vez más, el ‘10’ nunca toleró bien las órdenes

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El muro antimaradoniano

265 arqueros tratando de frenar al mismo protagonista dan mucho juego. Ya conocemos al portero más batido por el ’10’ en total, y también al meta más castigado en promedio. Conocemos asimismo al que más veces se le enfrentó, o incluso a los más vencidos de tiro libre. Pero, ¿qué hay del guardameta al que mejor le fue en sus duelos individuales contra el astro del fútbol?

De dichos 265, Maradona les marcó al menos un gol a 150, y a los otros 115 no. Entre estos últimos que jamás recogieron de sus redes un balón impulsado por el mago, el mejor récord es el del uruguayo Alberto Enrique Carrasco, que defendió la meta de Newell’s en los años 70: cinco veces se midió con el ‘Pelusa’, sin sufrir tanto alguno de este. En lo colectivo, esto se tradujo en tres victorias, un empate y una derrota a favor del charrúa.

Alberto Enrique Carrasco. Fuente: almaleprosaensanmiguel.blogspot.com.

Por detrás de Carrasco, la lista sigue con el casi anónimo italiano Alessandro Mannini, arquero del Pisa y el Bari en los 80, con cuatro partidos sin lamentos contra el ’10’. El tercer escalón del podio ya incluye a siete guardametas que jugaron tres veces contra Diego Armando y mantuvieron su puerta virgen, incluidos algunos célebres como Chilavert, N’Kono o Ivkovic. Este último es uno de los dos humanos que le detuvieron dos penas máximas a ‘D10s’, pero tampoco habrían puntuado para esta lista, porque ambas fueron en sendas tandas de penaltis.

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Diego Armando: mejor con él que contra él

Alineación de Argentinos Juniors en 1977, con Diego y Munutti. Fuente: anotandofutbol.blogspot.com.

Sigamos con los números maradonianos curiosos, sigamos analizando sus duelos contra los guardametas de su carrera deportiva. Ya hemos citado alguna otra vez en el blog que se enfrentó a 265 arqueros en su vida en competición oficial (y al que más a Tacconi, de la Juventus). También hemos visto que, de los 150 cancerberos a los que al menos les marcó una vez, Vivalda es el más castigado por el ‘10’ (ocho goles en siete encuentros).

Hoy, otro dato. A 22 de los 150 (y por tanto de los 265) Diego Armando les batió en más ocasiones que partidos disputó contra ellos, empezando por el propio Vivalda. Sin embargo, en promedio hay casos más llamativos. El más espectacular de todos es el de Carlos Munutti, quien fue compañero del ‘Pibe de Fiorito’ durante varios años en Argentinos Juniors (en la foto figuran ambos, no hace falta especificar quiénes son…), y que falleció el reciente 2018.

Cuando el ‘Pelusa’ debutó con Argentinos, el ‘parapenaltis’ Munutti era ya el arquero titular del Bicho Colorado, y lo siguió siendo hasta 1979. Le dio tiempo a compartir exactamente 100 alineaciones con el astro, y después siguió carrera en Huracán de Buenos Aires y dos equipos cordobeses, Talleres e Instituto, antes de cerrar trayectoria en Colombia.

Pues bien, entre 1979 y 1981, su ex colega Diego Armando se enfrentó a él tres veces y logró hacerle cinco goles, una media de 1,66 por duelo. Tres de ellos en el mismo partido Instituto-Boca, incluidas un par de preciosas vaselinas.

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El ‘Pelusa’ navega entre los charcos genoveses

¿Quién dijo miedo al barro? ‘Jueguito’ inaugural.

Italia puede sonar a soleado Mediterráneo, pero eso es simplificar mucho. Por ejemplo en la norteña Génova, situada a la orilla del Mare Nostrum, puedes encontrarte un tiempo muy desagradable en invierno. Y eso le sucedió al Napoli de Maradona aquel 17 de enero de 1988, cuando le tocó visitar a la Sampdoria en un estadio Marassi ahogado por la lluvia, cada vez más fuerte a lo largo de los 90 minutos.

El terreno de juego, parcialmente encharcado, empezó en tierra blanda y terminó en chocolate. El árbitro Lanese podía haber suspendido el choque, pero decidió que no, y el encuentro se convirtió en un desafío de equilibristas tratando de mantenerse en pie, con los jugadores cada vez más ‘armonizados’ cromáticamente hablando: todos de color marrón

La batalla de Marassi.

Es decir, un panorama medio esperpéntico. Mucha pelea, mucha casta, absolutamente ningún fútbol trenzado (no se podía), pocas oportunidades de gol, cierta superioridad local… y victoria sureña gracias al menos esperable en este ecosistema. El menos esperable si no lo conociéramos: Diego Armando Maradona, autor del único gol, a los 87 minutos

Casi cada vez que el ‘Pibe de Oro’ se encuentra con el balón, repite la misma operación: toquecitos de prestidigitador para elevarlo y abrirlo a un compañero o centrar al área a lo que salga, casi siempre sin resultados apreciables. Pero nunca conviene dejarle un resquicio.

A tres minutos del final del tiempo reglamentario, De Napoli sacó una falta a la olla desde el centro del campo, despejó la zaga sampdoriana y la bola le cayó al ‘10’. Sin pensárselo mucho, el zurdo disparó un punterazo desde la corona del área que le salió fuerte y muy al centro. Otro día probablemente no habría entrado, pero el esférico estaba como embadurnado en grasa: parece que el portero Bistazzoni se tiró antes de tiempo, como esperando un disparo más esquinado, y no acertó a despejar cuando metió la otra mano atrás.

Punterazo desde la corona, la única forma.

El ‘Pibe de Oro’ da una voltereta de festejo y se revuelca en los charcos que tanto le habían fastidiado. Como dijo al final, no se podía jugar en un campo así. Pero ganar… sí.

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