El ‘Pelusa’ volvió a destacar en aquella visita de Argentinos Juniors a El Palacio de Parque Patricios, sede de Huracán. Sucedió hoy hace 42 años, el 8 de abril de 1979. Se preveía un bonito duelo, y así fue. El césped estaba bien –algo nada común en los campos argentinos de la época, o los campos del mundo en general-, y ambos equipos salieron sin planteamientos especulativos ni marcas al hombre.
El Bicho Colorado del barrio de La Paternal terminó imponiéndose por un claro 1-3. Maradona no anotó pero se hinchó a repartir juego, y colaboró en mayor o menor medida en los tres tantos. Pero, sobre todo, por primera vez en su carrera en Primera División -101 partidos a sus 18 años y medio-, su equipo podía mirar a los demás desde la cumbre de la tabla.
Es verdad que quedaba mucho: apenas era la 6ª jornada de las 18 ‘todos contra todos’ que ofrecía aquel extraño Campeonato Metropolitano de 1979, que incluía fase liguera y después eliminatorias. Es verdad también que, además, convivían dos liguillas paralelas de primera fase, por lo que el pequeño hito se limitaba a su Grupo A. Pero nunca antes desde su debut su escuadra había marchado como líder en solitario.
Como sabemos, finalmente Diego Armando no logró ganar ningún torneo oficial con Argentinos; su techo llegaría en el Metro del año siguiente, con un sonado subcampeonato. Sí conquistaría tres competiciones de la regularidad en su trayectoria: el Metropolitano de 1981 con Boca Juniors y los Scudettos italianos 86-87 y 89-90, con el Napoli.
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El Maradona colorado, contra Talleres: ¡un clásico! Fuente: la1913.com.
Corría el año 1980, y aquel 3 de abril de hace 41 años Argentinos Juniors recibía a Talleres de Córdoba en cancha de Atlanta. ¡Talleres!, ese equipo tan especial para Maradona; contra el que debutó en Primera División, contra el que debutaría también con Boca en partido oficial. Y, entre medias, momentos inolvidables como el que recordamos hoy.
El Bicho Colorado venció por 3-2 y se
colocó a un punto del liderato de aquel
Campeonato Metropolitano que cumplía su 11ª jornada de las 38 totales. Por
primera vez en la ‘Era 10’, el buque insignia futbolístico del barrio porteño
de La Paternal parecía en
condiciones de pelear por el título (terminaría subcampeón).
Y Diego aportó dos goles
sublimes. El 1-0 (minuto 5), un golpe franco escorado a la derecha que la
divina pierna izquierda alojó en la escuadra opuesta, con la maestría acostumbrada.
Pero su belleza quedaría incluso
eclipsada por el segundo tanto, el 2-0 del 55: un desparrame maradoniano de
esos que marcan un antes y un después, incluido misil sin ángulo.
La descripción sería algo así: el crack se marchó del defensa Oviedo en el área, y el portero Quiroga salió a achicarle el espacio. El ‘10’ respondió con un autopase hacia la línea de fondo, donde recortó de nuevo a Quiroga y le regaló al cuero un zurdazo paralelo a la línea de cal que superó a los zagueros que protegían la puerta. La bola pegó en la cruceta y entró. Aplaudieron hasta los hinchas cordobeses.
“Lo grité tanto porque hacía mucho que no convertía un gol lindo. Últimamente no se me daba”, confesó el ‘Pibe de Oro’ en el pospartido, según recogía Clarín. “Es decir, la metía pero no me quedaba del todo conforme con las jugadas”. El genio miraba pues más allá de la contabilidad: ese tipo de acciones “tienen un sabor distinto: dejan contenta a la gente”. ¡Ello es!
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Amanecía la temporada
argentina de 1979, la de la consagración
de Dieguito como máxima figura sudamericana, a pesar de no figurar en una
escuadra de campanillas. No son pocos quienes opinan que, individualmente,
nunca brilló tanto individualmente en una campaña completa a lo largo de su carrera,
por encima incluso del 1981 ‘xeneize’ o de la gloria napolitana.
Sin embargo, eso era el final.
Aquel Argentinos Juniors que dirigía el
brasileño Delém no había iniciado bien el Campeonato Metropolitano de 1979.
Arrancó con valioso empate en cancha de Unión de Santa Fe, pero venía de sucumbir en La Paternal por nada
menos que 1-5 contra Racing de Avellaneda. Un resultado exagerado por lo
visto sobre el césped, pero escandaloso: ¡la
peor derrota casera del ‘10’ en sus 21 años en el fútbol!
Por eso, ciertas urgencias asomaban en la 3ª jornada del Metro. Tal día como hoy hace 42 años, tocaba visita a El Fortín de Vélez Sarsfield, que tampoco iba bien en ese momento: colista del Grupo A junto al Bicho Colorado. Era la primera de las cinco veces que terminarían enfrentándose ambas escuadras en aquella campaña.
Por eso resalta más aún que todo el
estadio José Amalfitani se rindiera a la exhibición maradoniana, aplaudida
incluso por la dominante afición de la ‘V’. El ‘Pelusa’ no solo marcó dos goles que llevaron a su equipo a la
victoria por 1-3 (el segundo, directamente antológico), sino que ofreció
múltiples trucos mágicos y provocó la expulsión de su marcador. El ‘10’ unificó
en aplausos a hinchas propios y rivales, como lograría varias veces más en su
carrera.
Los dos tantos dieguiles:
0-1 (m. 32): el dios colorado observa al arquero Falcioni algo adelantado y larga un remate desde 30 metros de distancia,
con efecto, que el portero llega a tocar pero termina en las mallas.
1-2 (m. 46): el crack se marcha de cuatro rivales en 10 metros de terreno y, ante el meta Falcioni, amaga con tirársela a la derecha y se la clava por alto por la izquierda. Según el cronista de Clarín, es un gol “digno de pasar a integrar la historia mundial del fútbol exquisito”. Pues eso.
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Otro de los duelos setenteros contra Boca. Fuente: infoarenales.com.
Una de las peculiaridades de la carrera del gigante Maradona es que jugó poco en las superpotencias de cada país. De sus 589 partidos oficiales con los clubes, solo 129 (uno de cada cinco) fueron con camisetas de los tradicionales ‘grandes’: son los que suma entre Boca Juniors (71) y Barcelona (58). Los otros 460 fueron en escuadras medianas que contribuyó a engrandecer, a saber Napoli (259), Argentinos Juniors (166), Sevilla (30) y Newell’s (5).
Esto propició grandes veladas maradonianas batiendo a adversarios teóricamente más potentes. Y una de ellas sucedió tal día como hoy hace 43 años, cuando su querido Bichito Colorado, Argentinos Juniors, se dio el gustazo de superar a Boca Juniors (1-0), el vigente campeón de América y… futuro destino del astro.
El ‘Pelusita’ tenía aún 17 años, y ya sabía lo que era vencer a ‘La Mitad Más Uno’, pues en la temporada anterior Argentinos se impuso por 1-2 en La Bombonera (doblete suyo). Esta vez no abundó en acciones decisivas, pero también lo hizo bien, bastándose para controlar la zona ancha con su insolente clase, y propiciando también alguna ocasión. El gol fue de Jorge Orlando López, cabeceando en jugada a balón parado.
– El duelo contra los ‘bosteros’ era el debut de Maradona en aquella temporada de 1978, por la 2ª fecha del Campeonato Metropolitano. En la 1ª jornada, ¡River-Argentinos!, no pudo comparecer porque estaba concentrado en Mar del Plata con la Albiceleste. El seleccionador Menotti seguía preparando al ‘equipo de todos’ a conciencia, y aún tenía que decidir algunos descartes de cara al medio inminente Mundial ’78 de Argentina…
– El triunfo de Argentinos fue como local y ante su público. Pero no en su cancha, sino en la de Atlanta, situada en el barrio de Villa Crespo, muy próximo a La Paternal. Esta campaña, el Bicho se decide realmente a nomadear en los partidos de casa por otros estadios de mayor aforo, aprovechando el tirón de su gigaestrella juvenil. En concreto, de 20 partidos como anfitrión en aquel Metro ’78, solo disputó la mitad en su campo titular, el pequeño ‘Cajón’ del cruce entre Boyacá y Juan Agustín García.
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Aquel 8 de marzo de 1996 comenzaba el Torneo Clausura de la temporada argentina 95/96, la última campaña completa de Diego Armando Maradona en el fútbol profesional, en la buscaba de nuevo un título con el que despedirse del deporte al que tanto había engrandecido. La competición se abrió con un Boca Juniors-Gimnasia y Esgrima de Jujuy, saldado con 4-0 para los ‘xeneizes’, pero fue un partido raro en muchos, muchos aspectos.
– El ya muy veterano ‘Pelusa’ volvía a capitanear a la escuadra auriazul de sus amores, pero a punto estuvo de no hacerlo. Desde que terminó el anterior torneo, el Apertura ‘95, habían pasado dos larguísimos meses y medio, sorprendentes dado que Apertura y Clausura formaban parte de la misma temporada.
Y claro, tantas semanas en el universo maradoniano equivalen a mucho más tiempo en cualquier otra persona. El principal punto de fricción era que el nuevo presidente del club, el jovencísimo empresario Mauricio Macri (muy lejos llegará desde aquella plataforma de popularidad), había elegido como entrenador del nuevo proyecto al otrora seleccionador Carlos Bilardo. El ‘Narigón’ era en ese momento todo un ex amigo de Maradona, con el que terminó a golpes en su etapa común en el Sevilla…
Tras muchos altibajos, el ‘10’ consintió en volver a estar a las órdenes de Bilardo “porque así lo quiere la hinchada”, y siempre manteniendo ciertos privilegios…
– A título anecdótico, Diego había borrado de su cabeza (literalmente) aquella franja dorada con la que se tiñó en su ilusionante primer retorno a Boca de meses atrás. Quizá le traía malos recuerdos tras la hecatombe final del Apertura ‘95 (de líder destacado a cuarto clasificado, en las últimas tres jornadas…). Quizá abandonó la guerra simbólica contra el seleccionador Passarella, poco amigo de los peinados rompedores, tras la muerte de un hijo de este. El caso es que el look dieguil volvió a ser clásico.
– Boca jugaba en casa… menos en casa que nunca. La Bombonera estaba de obras de remodelación, fundamentalmente en la zona de los palcos, y jugó sus primeros partidos como local de aquel Clausura ’96 en otro estadio de Buenos Aires, nada menos que el José Amalfitani. ¡El Fortín de Vélez Sarsfield!, a la sazón defensor del título y máximo favorito a repetir. Campeón y aspirante, en el mismo estadio…
– El 4-0 fue exagerado, aunque siempre con Boca con las riendas del pulso. Nada más iniciarse el encuentro, el crack de Villa Fiorito se dejó caer en el área y el árbitro señaló pena máxima, que transformó con maestría. Con ese acierto, se cerraba –sin que él lo supiera- su racha récord de penaltis convertidos sin fallo en competición oficial: 16 consecutivosdentro, todos desde las semifinales del Mundial de Italia ’90. Los siguientes cinco los marró (de largo otra plusmarca, en ese caso negativa) en este mismo Clausura ’96, una maldición que le marcaría para siempre.
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La vieja cancha de Argentinos Juniors, testigo mudo de aquel curioso encuentro troceado. Fuente: viejosestadios.blogspot.com.
Arrancaba la temporada 1977 para
Argentinos Juniors.
Aquel año, el calendario era verdaderamente loco: a los organizadores les salió
un Campeonato Metropolitano de 46
jornadas (!), tan largo que el siguiente torneo oficial, el Nacional ’77,
terminaría en 1978… Pero todavía las fuerzas estaban intactísimas: el Bicho Colorado estrenaba campaña
recibiendo en casa a Quilmes y con su megaestrella juvenil, aquel Dieguito de 16 años, ya en la primera
plantilla desde el principio.
Así que todo era ilusión en el barrio de La Paternal cuando los entonces dirigidos por Antonio D’Accorso saltaron a su cancha de tablas aquel domingo 20 de febrero de 1977, 1ª fecha del Metro eterno. En el minuto 3, el ariete Carlos Álvarez –que terminaría máximo goleador de la competición- ya había puesto a Argentinos por delante, al rebote de un tiro libre enviado al travesaño por el imberbe Maradona… Pasada la media hora, Filardo empató para los ‘cerveceros’.
Pero a las nubes de Buenos Aires no les apetecía más fútbol. De pronto, lluvia torrencial. Y más, y más. Ya hubo un amago de suspensión a 180 segundos de alcanzar el entretiempo, cuando los jugadores esperaron en vestuarios durante 20 minutos. Finalmente, el árbitro Feola les animó a que salieran a completar los 45 de la primera parte, y conseguido esto decidió que no se jugaba más.
No fue el
único caso. De los 11 partidos del Metropolitano en aquella jornada, otros tres también fueron aplazadosal descanso por las trombas acuáticas (River-Temperley,
Vélez-Boca y Banfield-Huracán), y otro
incluso antes, a los 36 minutos (Atlanta-Rosario Central).
Los que
mandaban decidieron que la segunda parte
del Argentinos-Quilmes se jugara dos días después, el martes 22 de febrero.
La tempestad había pasado, y el terreno de juego mantuvo la compostura. Sin
embargo, y pese a la superioridad de Argentinos, el visitante Fortunato marcó en una jugada de
rebotes y Quilmes terminó imponiéndose por 1-2.
Nunca más el ‘10’ jugaría un choque oficial repartido en dos días distintos, y eso que la extraña experiencia le llegó en el tierno partido número 12 de los 633 que firmaría en competición oficial.
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El ‘10’ acababa de cambiar de dimensión: había fichado por Boca Juniors, su primer gigante, dejando atrás casi de golpe la más barrial, entrañable y larga época en Argentinos Juniors. Pero la semana que desembocó en su debut oficial con la casaca auriazul aquel domingo 22 de febrero de 1981 no fue nada tranquila, incluso al margen de la última hora de las negociaciones.
Todo en secreto, la semana maradoniana empezó a torcerse el martes 17 cuando, ¡entrenándose aún con Argentinos Juniors!, el ‘10’ sufrió un doloroso tirón en el muslo derecho, que le llevaría varias semanas por la calle de la amargura. Pero eso no se podía decir, o no convenía divulgarlo: lesionadísimo pero tratando de que no se notara, el viernes 20 disputó en La Bombonera el amistoso de su presentación, precisamente un duelo entre sus escuadras saliente y entrante, en la que lució la camiseta del Bicho en el primer tiempo y la de los ‘xeneizes’ en el segundo.
A la callada dolencia del ‘Pelusa’ no le había venido bien el amistoso, pero obviamente menos aún podía faltar el ‘10’ al Boca-Talleres de Córdoba del domingo 22, de nuevo en el templo ‘bostero’. Precisamente ante Talleres había debutado en Primera en 1976, justo contra los cordobeses lo haría de forma oficial con el coloso de la Ribera. El Campeonato Metropolitano, léase el primer torneo de Primera División de la temporada, se abría ahí; el protagonista del traspaso (en realidad, cesión) máximo del fútbol argentino no podía permitirse no estar.
Y el resto es historia. El idilio se consolidó a las primeras de cambio, porque Boca, donde medio equipo y el entrenador también eran nuevos, se impuso por 4-1. Y porque ese Maradona que no pudo moverse demasiado –pero consiguió disimularlo- marcó dos goles, ambos de penalti, y dio los otros dos, ambos al talentoso Brindisi. La cosa empezaba bien y, tras muchos altibajos, terminaría aún mejor en la última jornada.
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El ’10’, contra el ‘Cuervo’ aquel 1980. Fuente: excelsior.com.mx.
Aquel 17 de febrero de 1980 apenas se cumplía la segunda fecha del Campeonato Metropolitano, en el que el Argentinos Juniors dirigido por Miguel Ángel ‘Zurdo’ López quería aspirar al cetro nacional de una vez por todas. En la primera jornada, el ‘Tifón de Boyacá’ del capitán Maradona se había impuesto por 2-3 a Independiente, mientras que al ‘Ciclón de Boedo’ (o de Almagro), el mítico San Lorenzo, le había tocado descansar (era una liga de equipos impares). Ambos ‘ventarrones’ chocarían hoy hace 41 años en la cancha de Vélez, elegida por Argentinos para la ocasión.
Con solvencia pero sin demasiados guiños a la galería, el ‘Bicho’ le metió tres al ‘Cuervo’ sin despeinarse mucho, incluido el 3-0 protocolario de Dieguito, remachando con todo de testa al rebote de un tiro al palo de un compañero. Fue el cuarto gol de cabeza de su carrera en partido de competición oficial. Doblaba la rodilla el San Lorenzo de dos viejos amigos: el entrenador brasileño Delém, echado hace pocos meses acusado de la directiva de blando; y el lateral izquierdo Minutti.
Este triunfo marca un hito doméstico en la historia deportiva del ‘10’, que se estaba acercando a batir al Big five del fútbol argentino al completo. Tradicionalmente se habla de los ‘Cinco Grandes’ del balompié del país, un grupo creado casi oficialmente en los años 30 a base de criterios como títulos conseguidos, número de socios o temporadas en Primera. Lo forman Boca, River, Independiente y Racing de Avellaneda y el propio San Lorenzo de Almagro, más allá de que en 1980 algunos ya llevaran demasiados años sin éxitos.
Y Maradona había batido ya a Boca, River e Independiente, pero nunca a San Lorenzo hasta 1980 (amistosos al margen). En los anteriores cuatro enfrentamientos entre el pichón de crack y los azulgranas del Papa Francisco, se habían registrado dos 1-1 (1976, 1978) y dos derrotas (0-1 en 1977, 0-2 en 1978). Granito a granito de arena, el ‘10’ se iba quedando sin cumbres que alcanzar en su país. La quinta, Racing, también caería escasas semanas después.
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La vida maradoniana venía acelerada aquel primer trimestre de 1981:
– El 20 de febrero, viernes, firmó su primer ‘Pase del Siglo’ para saltar de Argentinos Juniors a Boca Juniors. Ese mismo día jugó un amistoso de presentación+despedida en el coliseo de la Ribera, en el que se vistió con las camisetas de ambos equipos. Marcó con la auriazul, e intentó que no se notara el tirón que había sufrido en sus últimos entrenamientos con el Bicho Colorado.
– El 22 de febrero, domingo, vivió su primer choque oficial como ‘xeneize’ contra
Talleres de Córdoba, en la propia Bombonera. Su nuevo equipo abrió el
Campeonato Metropolitano venciendo por 4-1, con doblete maradoniano desde el punto de penalti, a pesar de su
secreta lesión muscular.
– El 24 de febrero, martes, Boca se trasladó a Mendoza para jugar un
amistoso contra Independiente Rivadavia (victoria por 1-2,
nuevo tanto maradoniano). Tuvo que dejar el césped a los 55 minutos, porque con
ese trote no ha habido manera de recuperarse de la dolencia.
– El 26 de febrero, jueves, marcha a Múnich, Alemania (!) a representar a
Puma en la importantísima Feria del Deporte de la ciudad.
– Y el 1 de marzo de 1981, domingo, aterriza por la
mañana de vuelta a Buenos Aires. Esa misma jornada forma parte del once inicial
del entrenador Silvio Marzolini para recibir
en casa a Instituto de Córdoba, debutante en el Metro, por la 2ª jornada
del campeonato.
Han sido 10 días de locos, y Maradona –tan cansado como lesionado- va perdiendo energía a medida que pasan los minutos del encuentro. El duelo terminará 2-2, pero en la primera parte el ‘10’ ya había marcado dos veces. El 1-0 fue de nuevo de penalti, tercera pena máxima convertida en una semana. Pero falta lo mejor.
En el minuto 35 de partido, con 1-1 en el marcador, el ‘Pibe de Fiorito’ se inventa su primera obra de arte boquense. Recibe en la frontal del área una prolongación de testa de Perotti, se libra del defensa nieto con un sombrero en la media luna del área y, encimado por este y otros dos adversarios, la pega con la derecha (sí) para clavársela al portero y ex compañero Munutti entre las piernas.
¡Disfrútenlo! (1.15):
P.D. ¡Se acerca el gran día! Dentro de muy poco lanzaremos la campaña de crowdfunding para que la enciclopedia #MaradonaObrasCompletas pueda ser publicada. Este es el adelanto del vídeo promocional. ¡Gracias por ayudarme a difundirlo entre los interesados!
El jovencísimo Diego con Fischer, mítico ariete de San Lorenzo. Fuente: museodesanlorenzo.com.ar.
Durante los primeros años del jovencísimo ‘Pibe de Oro’ en la Primera División argentina, enero y febrero eran fundamentalmente meses de pretemporada, y la campaña oficial –que entonces solía corresponderse con años naturales- comenzaba bien entrado febrero o incluso en marzo. Pero nosotros ya hemos empezado a avanzar por el segundo mes del calendario, y teníamos ganas de volver a hablar del Diego Armando de Argentinos Juniors, el club donde nació como futbolista y casi como persona.
El Bicho Colorado consiguió retener a su figura, la perla del fútbol mundial, desde su bautismo entre los mayores a finales de 1976 hasta inicios de 1981, desoyendo un sinfín de ofertas. De esa época rescatamos dos partidos jugados en sendos 10 de febrero, amistoso y oficial, ambos con golito maradoniano.
– Jueves, 10 de febrero de 1977: SAN LORENZO 0-3 ARGENTINOS (amistoso)
Recordemos el impacto instantáneo del ‘Pelusita’ cuando, pocos meses antes, debutó en Primera con 15 años, el 20 de octubre de 1976. En cuestión de semanas, el juvenil –casi infantil- logró pulverizar muchas etapas en los solo 11 partidos oficiales que le quedaban a Argentinos hasta final de año. Festejó sus dos primeros goles como profesional, se quedó el número 10 para siempre, le tomó el pulso a la categoría… Su única pena fue que la temporada oficial se le terminó el 12 de diciembre.
Por tanto, había muchas ganas colectivas de volver a ver en acción al imberbe ‘Elegido’, incluidas las suyas propias. En 1977, el Campeonato Metropolitano empezaba el 20 de febrero; y el principal test del último tramo de pretemporada colorada fue 10 días antes, un exitoso (para Argentinos) duelo contra uno de los ‘cinco grandes’ del país, el renombrado San Lorenzo de Almagro.
El llamado ‘Cuervo’ o ‘Ciclón’ azulgrana no era nuevo para Maradona, pues ya se había enfrentado a él en la antepenúltima fecha del Campeonato Nacional ‘76 (1-1 en cancha de Argentinos). Pero ahora la cita era en el viejo Gasómetro, enorme estadio al que apenas le quedaban un par de años de vida. Y Argentinos y su ‘10’ dejaron huella: 0-3, con doblete del centrodelantero Álvarez y redondeo de Dieguito a los 75 minutos de juego. Los amistosos solo son pruebas, pero siempre es mejor que salgan así. Y el ternísimo crack de Fiorito, de 16 años… seguía llamando a la puerta de la Selección ‘A’. La oportunidad le llegaría enseguida.
– Domingo, 10 de febrero de 1980: INDEPENDIENTE 2-3 ARGENTINOS (Campeonato Metropolitano, 1ª jornada)
Tres años
después del anterior encuentro, la temporada empezaba un poco antes, y Maradona ya no era el mismo. Considerado ya
sin atisbo de duda el mejor de su país y quizá del mundo, laureado en Japón
’79 con el título mundial sub-20, al ya multigoleador Diego Armando le quedaba
solo una campaña en el barrio de La Paternal, y siguió demostrando su obsesión
por ganar un campeonato con su querido Bicho Colorado. Por varios motivos, su prodigioso 1979 (‘pichichi’ en los dos
torneos de Primera) había quedado sin premio colectivo en el club.
La penúltima ocasión de ganar con el Bicho se abría con el Metropolitano ’80, que echaba a rodar para él tal día como hoy hace 40 años, e incluía duelo de tintes encarnados: el ‘Rojo’, Independiente de Avellaneda, contra el ‘Colorado’, Argentinos Juniors, en la abarrotada Doble Visera, hogar del primero. En aquella época, Independiente siempre sonaba como aspirante a todo, guiado por otro icónico ‘10’, Bochini, ídolo del Maradona infantil.
Y el Bicho arrancó de la mejor manera: imponiéndose en su primera salida liguera y ante un presunto rival directo por la corona. El partido fue de más a menos y el juego no terminó de convencer, pero hubo alternativas. Diego Armando marcó el 1-2 parcial del minuto 42, un tiro de falta (lograría récord personal aquella campaña) con suerte, pues el cuero se envenenó al tocar en el hombro de Zimmerman, integrante de la barrera. El 2-3 final supuso la primera victoria de Argentinos en la 1ª jornada del Metro en toda la ‘era Maradona’.
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