¡Golazo!, el primero del ’10’ con Boca

Fuente: SoFoot.

La vida maradoniana venía acelerada aquel primer trimestre de 1981:

– El 20 de febrero, viernes, firmó su primer ‘Pase del Siglo’ para saltar de Argentinos Juniors a Boca Juniors. Ese mismo día jugó un amistoso de presentación+despedida en el coliseo de la Ribera, en el que se vistió con las camisetas de ambos equipos. Marcó con la auriazul, e intentó que no se notara el tirón que había sufrido en sus últimos entrenamientos con el Bicho Colorado.

– El 22 de febrero, domingo, vivió su primer choque oficial como ‘xeneize’ contra Talleres de Córdoba, en la propia Bombonera. Su nuevo equipo abrió el Campeonato Metropolitano venciendo por 4-1, con doblete maradoniano desde el punto de penalti, a pesar de su secreta lesión muscular.

– El 24 de febrero, martes, Boca se trasladó a Mendoza para jugar un amistoso contra Independiente Rivadavia (victoria por 1-2, nuevo tanto maradoniano). Tuvo que dejar el césped a los 55 minutos, porque con ese trote no ha habido manera de recuperarse de la dolencia.

– El 26 de febrero, jueves, marcha a Múnich, Alemania (!) a representar a Puma en la importantísima Feria del Deporte de la ciudad.

– Y el 1 de marzo de 1981, domingo, aterriza por la mañana de vuelta a Buenos Aires. Esa misma jornada forma parte del once inicial del entrenador Silvio Marzolini para recibir en casa a Instituto de Córdoba, debutante en el Metro, por la 2ª jornada del campeonato.

Han sido 10 días de locos, y Maradona –tan cansado como lesionado- va perdiendo energía a medida que pasan los minutos del encuentro. El duelo terminará 2-2, pero en la primera parte el ‘10’ ya había marcado dos veces. El 1-0 fue de nuevo de penalti, tercera pena máxima convertida en una semana. Pero falta lo mejor.

En el minuto 35 de partido, con 1-1 en el marcador, el ‘Pibe de Fiorito’ se inventa su primera obra de arte boquense. Recibe en la frontal del área una prolongación de testa de Perotti, se libra del defensa nieto con un sombrero en la media luna del área y, encimado por este y otros dos adversarios, la pega con la derecha (sí) para clavársela al portero y ex compañero Munutti entre las piernas.

¡Disfrútenlo! (1.15):

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Único doblete de vaselina

Consideremos ‘gol de vaselina’ al arte de levantar la pelota suavemente por encima de la altura del arquero (o cualquier otro rival que esté en pie ante el tirador) para que el esférico caiga después dentro de la portería. Es el suspense hecho fútbol, un lanzamiento dilatado en el tiempo que provoca que todos los hinchas del estadio (y/o miles o millones de telespectadores) contengan el aliento durante un par de eternos segundos, hasta comprobar la resolución.

El gesto técnico preciso para ejecutar un ‘globo’ goleador de este tipo no está al alcance de todos, y ya sabemos de uno que sí lo incluía en el repertorio. Maradona marcó 12 tantos de este tipo en partidos oficiales, algunos incluidos entre los más perfectos jamás vistos. Curiosamente, cinco de estos goles los concentró en 1981, durante su primera época en Boca. Y solo una vez en su vida marcó dos en el mismo partido.

Sucedió otro 8 de noviembre, el de hace 38 años. Boca Juniors, ya campeón del primer torneo argentino (Metropolitano ’81), disputaba ahora el Campeonato Nacional, que tenía un formato más copero aunque arrancaba con una fase de grupos: parecido a la Champions League actual. Los capitalinos colideraban su liguilla junto a su adversario de esta jornada, Instituto de Córdoba, la segunda ciudad argentina en población. Boca visitaba su estadio Olímpico tal día como hoy en 1981.

Diego Armando estuvo inspirado, y se apuntó un esplendoroso hat trick para el triunfo auriazul por 1-4. El último tanto fue de penalti, pero los dos primeros, en los minutos 14 y 19 de juego, establecieron el 0-2 con sendas y preciosas vaselinas desde la frontal del área. Ambas llegaron en sendas jugadas mano a mano contra el meta Carlos Munutti, ex compañero del ‘10’ en Argentinos Juniors y vendido por su zaga en los dos casos.

Estos goles, sin embargo, tuvieron distinta ejecución. El primer disparo es tras bote, lo que facilita este tipo de lanzamiento: Maradona baja con el pecho el pase largo de Benítez, deja que el césped le devuelva la pelota y toca en altísimo globo ante la media salida del portero. El segundo es más difícil, con el balón a ras de tierra: recibe un pase largo de su guardameta en casi idéntica posición y eleva la bola con la izquierda, tan fácil como si usara la mano.

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