Odiseas dieguiles: 2 semanas, 5 partidos, 4 Atlánticos

Fuente: infobae.com.

Los primeros 15 minutos de aquel duelo liguero entre el Sevilla y el Athletic de Bilbao (rivales directos por puestos UEFA) resultaron chocantes. Aquel 28 de febrero de 1993, gran parte del estadio pitó cada una de las intervenciones de su jugador estelar, Maradona. Después, lo entretenido del encuentro (3-1 para los andaluces) hizo que esa actitud se fuera diluyendo.

Al final del choque, el ‘Pibe de Oro’ declaró ante los micros: “No quiero que los sevillistas piensen que vine a robarles algo”. Y recordó, “hicimos 12.000 kilómetros para jugar con el Sevilla y encima nos silban. Espero seguir viviendo en Sevilla con la misma paz que hasta ahora”. Pero, ¿por qué el ídolo recibía sus primeras críticas?

Fuente: es.sports.yahoo.com.

El ‘10’ y su joven compañero y compatriota, un tal Diego Simeone, culminaban con aquel partido una loca odisea aérea y atlética que les llevó a cruzarse el Atlántico cuatro veces para jugar tres partidos de Liga y dos de selecciones embutidos en 14 días. Además, el segundo viaje para retornar a la Albiceleste no estaba consentido por el club, pero tampoco podía detenerles. El público sevillista la tomó solo con el Diego más veterano, quizá por considerarlo cabecilla y símbolo de aquello, y porque en ese lapso destacó más con la Selección.

Era inevitable que el organismo de aquel ‘Pelusa’ con ya muchos kilómetros notara tanto trote. Estos fueron los hitos:

– Domingo, 14 de febrero de 1993: Sevilla-Valencia en el Pizjuán (2-2), gran actuación maradoniana que incluyó sendas preciosas asistencias para el doblete de Davor Suker.

– Jueves, 18 de febrero: amistoso Argentina-Brasil en el Monumental de Buenos Aires. Fue el primer partido internacional del ‘10’ desde el Mundial ’90, es decir en dos años y medio.

– Domingo, 21 de febrero: Logroñés-Sevilla en el estadio riojano de Las Gaunas (2-0). Es la parte más fantástica de todo el macroviaje, porque los dos argentinos apenas pasaron 16 horas en suelo español. Aterrizaron en Madrid a las 6.00 del mismo día del encuentro, y una avioneta los llevó al encuentro en Logroño, que comenzó a las 17.00 horas. Aparte de la derrota, Maradona pasó desaprecibido.

– Miércoles, 24 de febrero: Argentina-Dinamarca en Mar del Plata por la Copa Artemio Franchi, una suerte de Copa Intercontinental de selecciones. Tras 1-1, prórroga y penaltis (120 minutos en vez de 90), el ‘10’ logró su segundo título internacional de mayores. Es de entender la celebración…

– Domingo, 28 de febrero: aquel Sevilla-Athletic. A partir de ahí, casualidad o no, el Diego sevillista, que ya estaba poniéndose a tono, se desplomó.

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Maradona, épico en la encerrona de San Mamés

Fuente: fcbarcelona.es.

Aquel 29 de enero de 1984, fecha número 21 de las 34 de Liga, era solo el cuarto partido de Maradona desde que Goikoetxea (Athletic de Bilbao) le reventara el tobillo a finales de septiembre anterior, y tras su acelerada recuperación. Aún falto de forma, el ‘10’ demostró que no se arrugaba: allí comparecería en ‘La Catedral’ de San Mamés, feudo de los bilbaínos, y con Goiko enfrente.

“Aquello está olvidado, y solo importa la victoria”, mintió Diego antes del choque. Había demasiadas cuentas pendientes. El Barça había pasado meses sin su estrella, y el mismo Schuster retornaba por primera vez al campo donde también cayó lesionado de gravedad a finales de 1981 (…por otro choque contra Goiko, aunque más fortuito).

¡El Athletic de Javier Clemente se sentía también perjudicado! Goiko y los suyos decían ser víctimas de una caza de brujas, clamando por que la ‘patada del siglo’ no fue con mala intención. Al propio agresor le cayeron siete partidos de sanción, que en principio iban a ser muchos más. El público que llenó el estadio hasta la bandera no dejaría de insultar a los culés e incluso lanzar objetos. Unamos todo a la lluvia y el fresquete normales en el invierno vasco, y a la situación clasificatoria (Athletic líder, Barça cuarto a 6 puntos), y el cóctel sabrá a heroico, fascinante.

Y Maradona no dio la cara y el resto del cuerpo. Ejerciendo esta vez más como ariete puro que como creador, se les escapó varias veces a sus marcadores, normalmente Núñez o Liceranzu. Se mostró enchufado e intenso, y logró los dos goles que les dieron la victoria a los catalanes (1-2).

En el primero (0-1, minuto 12), recibe un gran pase de Víctor, penetra en el área a gran velocidad, chuta, detiene el arquero Zubizarreta, se lleva el rebote a trompicones y marca. En el segundo (1-2, minuto 77), en un saque de esquina, su compañero Alexanco toca de testa y el ‘Pelusa’, mucho más bajo que todos los que le rodean, cabecea con fuerza desde el área chica. No era día de dejarse amedrentar. Y no se dejó.

Aquí, el resumen del encuentro:

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